Imaginar toda una conversación de importancia con alguien.
Crear el escenario perfecto, idear cómo introducir el tema y elegir las
palabras correctas para ser comprendido lo mejor posible. “Sí, eso es, así le
diré todo lo que tengo pendiente. Todo saldrá bien”.
Al llegar el momento que has estado esperando, transpiras.
Te convences de que ya es tiempo de hablar, y entonces, tu memoria de defrauda.
Como siempre que la necesitas. Cuando decide volver en sí, todo lo que ideaste
anteriormente ahora no tiene sentido. No cuadra.
La perfección de la situación creada debió haber sido
producto de tu imaginación y el cerebro simplemente se dio la tarea de jugarte
una broma y lo logró.
Entonces te alejas, abandonas el plan igual que como la valentía te abandonó a ti. Y decides que, al fin y al cabo, no era tan importante el asunto.
story of my life!
ResponderEliminarDemasiado cierto! Que rabia!!
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